En las vísperas del inicio del World Endurance Championship, estamos ante la puesta final del famoso proyecto de convergencia de IMSA y ACO, pero nuestro columnista invitado Álvaro Domingo le pone otros enfoques
Por:Álvaro Domingo González García
Twitter: @AlvaroDomingo97
Hará cosa de un mes, pedí a Alex Reyes y a los chicos de Efecto Coanda si podía escribir en su blog y, muy amablemente, me dieron libertad para expresarme. A pesar de ser un podcast que se dedica semana a semana en traer lo mejor de la F1, decidí que lo mejor era poner el enfoque a otra cosa. Y que mejor cosa para empezar que el fin de semana más intenso del mundo de la resistencia: Arranque del WEC en con las 1000 millas, junto a las míticas 12 Horas de Sebring de IMSA.
La temporada 2023 del mundial supone el punto final a la fusión de los prototipos del IMSA y los prototipos de Le Mans en una sola categoría: Hypercar. Lo que era el sueño húmedo de la FIA que tenía desde 2017 cuando IMSA presentó la evolución de su prototipo para darle paso al Daytona Prototype International (DPi). La idea era la misma: Tener a las grandes marcas peleando por las grandes carreras de resistencia y que cualquiera otra que lo desee pueda unirse.
Ante la solitaria Toyota, último vestigio del WEC todopoderoso con Audi, Porsche y Peugeot, se le unieron marcas como Ferrari (quien regresa a Le Sarthe desde hace más de 50 años), Peugeot (otra vez), Porsche (otra vez), General Motors (con Cadillac), BMW y próximamente Lamborgini (tomando el proyecto abortado de Audi, aunque ellos lo nieguen hasta la muerte). Además de privados importantes como Scuderia Cameron Glickenhaus o ByKolles/Vanwall.
Pero este logro no es solo cosa de la FIA. Al contrario, es fruto de la colaboración con IMSA y el Automobile Club de L’Ouest (ACO) para que todos aquellos que decidan embarcarse en hacer un gran prototipo puedan correr en un campeonato o en otro a un coste no especialmente elevado (imposible para cualquiera de nosotros), con la FIA como arbitro.
Resulta que a la par que la FIA lograba este punto de unión para que tengamos una sola categoría principal de prototipos para todo el mundo, hemos visto como allí donde no debiera haber problemas porque hay un único promotor. Realmente nos encontraremos con la mayor desunión en el ámbito de deportes a motor desde hace más de 20 años.
Sí, me estoy refiriendo a la sacro santísima Fórmula 1 y la guerra de nunca acabar entre Liberty Media y la FIA, ahora intensificada por las reticencias de los equipos a la entrada de la estructura de Michael Andretti en la categoría. ¿Cómo es posible que existan dos polos tan opuestos con el mismo actor involucrado? Más cuando siempre parece que el único culpable es la Federación.
Y ahí es donde reside el título de este artículo: Quizás, y asumiendo que FIA ha hecho muchas cosas mal, es todo una cuestión de enfoques. Y si las partes deciden enfocar su propósito en una misma dirección, se pueden tomar decisiones que lleven a un bien común para todos, como lo hicieron para el WEC. Pero basta que uno quiera tomar un enfoque guerrero con el resto de partes para que nunca pueda alcanzarse aquello que las partes desean. Y ahora ha pasado con la entrada de nuevos equipos, cualquier día sale una nueva cuestión por la que guerrear hasta que solo uno de ellos quede en pie.
La batalla entre la F1 y la FIA continuará durante el 2023, pero este fin de semana, dediquémonos a sentarse en el sofá y dejar la forma de nuestro cuerpo en él. Pero sabiendo que lo que vemos en el asfalto de Sebring el viernes es gracias a que todos han tenido el mismo enfoque y no que cada uno se ha enfocado a sí mismo hasta deslumbrarse.