Muchos habíamos pensado que la etapa de guerra de Bernie Ecclestone había terminado con la venta a Liberty Media. Pero nos damos cuenta de que es solo el inicio de algo grande
Por: Alex Reyes
Twitter: @AReyesMotors
Todos los fanáticos de F1 sabíamos donde estábamos cuando Bernie Ecclestone vendía la joya más preciada de su corona a un grupo de inversionistas estadounidenses. Pensábamos que era el fin de una era y el inicio del futuro de la categoría, pero con el paso del tiempo, nos damos cuenta de que la guerra continúa, pero peleada por otros frentes.
Por muchos años, la FIA estuvo absolutamente ligada al mundo de la Fórmula Uno (el chiste popular era que no se podía escribir FIA sin la F de Ferrari, o la famosa Ferrari International Assistance). Y en cierto punto, existía cierta relación: Bernie Ecclestone y Max Mosley eran amigos íntimos. Demasiado íntimos para estar en cargos que, en teoría, deberían ser rivalizantes en sus decisiones.
Tras Mosley, llegaría Jean Todt (por si dormías debajo de una piedra por los últimos 20 años o llegaste gracias a Drive To Survive, Todt fue el ex mandamás de Ferrari en las épocas dominantes de Schumacher), y continuó la misma política de su antecesor Mosley en su momento. Con la venta de F1 a Liberty Media, el consorcio estadounidense puso al mando a Chase Carey, hombre de experiencia en el mundo del espectáculo (Fox, DirecTV y NewsCorp) con una visión de convertir a la F1 en un espectáculo de masas como la World Series, el SuperBowl o cualquier espectáculo “Made in America”. Y todo esto a cualquier costo necesario.
La pandemia no solo nos trajo desolación y incertidumbre. Nos trajo dos nuevos personajes, con visiones distintas, para dictar el rumbo de la F1 para los siguientes años. Dos personas, con dos posiciones radicales, que van en dirección de colisión.
Por un lado, Carey (después de lograr introducir el “Cost Cap” para la F1 así como un nuevo Pacto de la Concordia), se hizo a un lado para repescar un nombre conocido. De esa forma, el ex Ferrari Stefano Domenicalli se puso al mando de la F1 en su nueva posición de CEO. Domenicalli tiene la misión de continuar la filosofía que impuso Liberty Media para que el producto se vuelva sustentable y tenga sus primeros retornos de inversión.
La disrupción viene de la llegada del qatarí Mohammed Bin Sulayem, ex piloto de Rally, quien reemplazó a Jean Todt como cabeza visible de la FIA en 2021 y ha tomado decisiones que han alejado de la visión original que existía en la FIA y la FOM y ha virado para tomar una posición de colisión con la F1.
En nota escrita por Paolo Ciccarone para AutoMoto.it, podemos ver varias de las posiciones que el nuevo mister de la FIA ha tomado que pueden crear cierto roce con la FOM. La primera de ellas es la llegada de la abogada Fabiana Flosi, y también del anuncio de Natalye Robin como CEO de la FIA. Flosi representa un punto interesante dentro de la FIA porque es la actual pareja Bernie Ecclestone. Se cree que la llegada de Flosi como de Robin es de aumentar la tajada que la FOM le da a FIA por sancionar el campeonato. No se sabe a ciencia cierta de cuanto la FOM desembolsilla a la FIA cada año, pero debe estar alrededor de los US$ 100 a 150 millones de dólares. Pero con la FOM (y F1 en general) generando ingresos por encima de US$ 8 billones de dólares aproximadamente, presumo que la FIA quiere un pedazo más grande del pastel.
Las primeras fisuras del matrimonio empezaron a aparecer. A pesar del nombramiento de Robin como CEO de la FIA, no se sabe hasta el día de hoy cuál será su posición y su rol. Esta semana la FOM anunció un nuevo calendario récord de 24 fechas con el regreso de China y la cita en Las Vegas. Un calendario que la FIA todavía no ha aprobado. Por ejemplo, China sigue siendo una zona “no-go” para extranjeros gracias a su política con la pandemia. Los planes que tiene la FIA con el circuito de Montecarlo no se han cristalizado, a pesar de que fue anunciada con bombos y platillos con una renovación hasta 2025. El Circuito de Monza también tiene sus problemas locales, pero fue incluida en el campeonato sin consentimiento de la FIA.
También existen rumores que Ben Sulayem quiere una mejor tajada del pastel de la F1 porque en su visión quiere mayor flexibilidad en el manejo de la Federación con respecto a sus obligaciones con la Comisión Europea. Para lograr eso, las oficinas de la Federación deberán abandonar París para reacomodarse en un (presumo yo) edificio de alta arquitectura y modernidad en Doha.
Se ha demostrado que la FOM no necesita a la FIA para organizar eventos. Como promotor, ya se embolsilló los grandes premios de Miami y las Vegas, además de organizar las válidas de emergencia que existieron en 2020 (Imola, Mugello). Está en una posición de jugar al nivel de una NFL con los equipos jugando como franquicias. Pero la posición que tomó la FIA con Colton Herta y su Superlicencia demuestra que no quieren que la F1 vaya por su camino separado.
La FIA también está bancándose en la crecida de popularidad que ha tenido las nuevas reglamentaciones del World Endurance Championship, que hasta ahora tiene 11 nombres poderosos adheridos a ellos y que puede representar un actual riesgo para la F1 si su popularidad continua en crecimiento.
Pienso que a partir de la próxima temporada, la FIA acrecentará su presencia en los circuitos y usara el mismo tratamiento de la FOM, con motorhomes de dos pisos para sus invitados y estaremos presentes para la primera colisión de titanes que será la pelea entre Ben Sulayem y Domenicalli por un pedazo más grande del pastel.